José Luis Soto: «El peligro está al acecho, pero podemos defendernos»

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Las técnicas de Biología Molecular desarrolladas en el Laboratorio de la Unidad de Consejo Genético se pueden aplicar a cualquier patología.

Las técnicas de Biología Molecular desarrolladas en el Laboratorio de la Unidad de Consejo Genético se pueden aplicar a cualquier patología.

Desde su creación en año 2005, José Luis Soto Martínez (Almoradí, 1964), es el biólogo molecular responsable de la Unidad de  Consejo Genético del Hospital de Elche, que da cobertura a toda la provincia de Alicante a excepción de Denia y Alcoy. A esta unidad acuden todos aquellos pacientes, remitidos desde atención primaria o consultas de especialistas, de los que se sospecha un componente hereditario en su enfermedad. La misión en el laboratorio que lidera Soto es detectar la alteración genética que origina la enfermedad y que permitirá a los médicos tomar las medidas de prevención y detección  precoz a  los miembros de la familia que aún no la padecen todavía pero que sí son portadores de la alteración.

El cáncer es una enfermedad multifactorial en la que las alteraciones genéticas en el ADN de las células se adquieren con el tiempo de forma progresiva, aleatoria y asociada a factores ambientales. Sin embargo, también existen casos en los que el componente hereditario es fundamental, de manera que una persona está predeterminada a padecerlo en caso de ser portadora de la alteración en todas las células de su cuerpo. El cáncer de mama y ovario hereditario es el síndrome de predisposición a cáncer más frecuente, y junto con el síndrome de Lynch (cáncer de colon hereditario no polipósico) suman casi el 90% de las consultas. El resto, “una pléyade de síndromes minoritarios en cuanto a frecuencia: poliposis atenuada, retinobastoma, síndrome de  Von Hippen-Lindau, Peutz-Jaeger, Cowden, melanoma hereditario y cáncer gástrico difuso hereditario”.

«A pesar de las ventajas existe gente reacia a hacerse el estudio genético»

La mayoría de personas acepta de buen grado el estudio genético. Si bien saben que ellos no se van a beneficiar del estudio, sus familiares sí van a poder saber a qué se enfrentan en el futuro y tomar medidas. “Hay gente que es totalmente reacia, que no termina de entender en qué consiste todo esto, incluso a sabiendas de que pueden perjudicar a su familia. Dentro del circuito clínico también se ofrece atención psicológica para ayudar a los afectados a comprender y afrontar este proceso”

Todo el procedimiento está completamente estructurado. Cuando el paciente da el consentimiento comienza el análisis genético. Para ello se realizan árboles genealógicos y se selecciona lo que se denomina “caso índice”, que es el individuo más apropiado para realizar el estudio. “Si hay cuatro personas dentro de una familia con cáncer colorrectal se selecciona a aquel en el que la enfermedad haya aparecido a una edad más temprana, ya que un cáncer colorrectal a una edad avanzada es más probable que sea un cáncer esporádico debido a causas ambientales o al propio envejecimiento de las células”. De este caso índice se extrae sangre para analizar el ADN de sus células sanguíneas. Las alteraciones genéticas que se detecten en esta muestra (que no procede del tumor) estarán presentes en todas las células del paciente y no sólo en las tumorales, de manera que la habrá heredado de sus progenitores».

Mediante técnicas de Biología Molecular como la secuenciación del ADN (la técnica más utilizada en este ámbito) y MLPA (del inglés, Multiplex Ligation-dependent Probe Amplification) se buscan las alteraciones asociadas al síndrome en estudio descritas en la literatura científica. “En el caso del síndrome de cáncer de mama y ovario hereditario las mutaciones se encuentran con una mayor frecuencia en el gen BRCA1, que codifica para una proteína cuya función normal es la reparación del ADN, de manera que si la mutación implica una proteína no funcional se producen más alteraciones del mismo, y por tanto, el cáncer”.

Sin embargo, no siempre se detectan las mutaciones, José Luis Soto reconoce que “todavía es relativamente frecuente porque aún hay lagunas en el conocimiento en esta área”. Cuando se identifica una mutación que inequívocamente es causante del síndrome, se llama a consulta al paciente y se le comunican las implicaciones. “Dentro de todo el proceso es una buena noticia porque es un marcador de riesgo a cáncer para los familiares directos con una especificidad muy alta. De este modo sabemos que el peligro está al acecho, pero tenemos herramientas para defendernos de él”.   Este marcador se analiza de forma individual para cada miembro de la familia para pasar, en el caso de los miembros portadores al siguiente paso, que consiste en “la aplicación de medidas de prevención primaria y de prevención secundarias”.

La familia de la esposa del médico francés Paul Broca fue la primera en la que se describió el síndrome de cáncer de mama familiar

La prevención primaria la puede realizar cualquier persona que tenga unos hábitos de vida saludables como evitar el tabaco, la realización de ejercicio regular y una dieta saludable, pero la prevención secundaria. La prevención secundaria necesaria para las personas de alto riesgo consiste en “un seguimiento mediante una serie de test como por ejemplo el análisis para la detección de sangre en heces o colonoscopías periódicas en el caso de cáncer de colon y la realización de mamografías para casos de riesgo de cáncer de mama”.

La intención es que cuando se detecte el cáncer éste se encuentre en sus fases iniciales y se pueda extirpar mediante una intervención quirúrgica con efectos curativos. Sin embargo, cada vez existen más armas para luchar contra el cáncer en fases avanzadas, tanto familiar como esporádico, en las que las técnicas de  Biología Molecular pueden colaborar activamente.

En la Unidad de Consejo Genético del Hospital de Elche también se realiza la caracterización de marcadores farmacogenéticos que permiten a los facultativos “predecir la respuesta de un tumor a un determinado tratamiento quimioterápico, si va a ser sensible o resistente frente al mismo”. Prácticamente todos los marcadores validados se analizan en el laboratorio que lidera el doctor Soto mediante técnicas de PCR en tiempo real, hibridaciones en filtros con sondas específicas o pyrosecuenciación, “una variante de la secuenciación del ADN convencional, que sigue siendo el gold standard en este ámbito”.

Una de las nuevas estrategias en cáncer es la utilización de anticuerpos monoclonales que se unen de manera específica a proteínas celulares para inhibir el crecimiento o inducir la muerte de las células tumorales. Uno de estos anticuerpos, el Panitumumab (cuya diana es EFGR, el Receptor del Factor de Crecimiento Epidérmico) está indicado en cáncer colorrectal en estadio IV y no se puede administrar si no se comprueba previamente la ausencia de mutaciones en el gen K-RAS.  “Si este gen está mutado el paciente no va a responder al tratamiento con Panitumumab, de manera que no realizar el diagnóstico genético previo puede provocar un gasto inútil, posibles efectos secundario y, lo peor, la pérdida de un tiempo vital en el que no se está tratando al paciente de forma adecuada y en el que el tumor avanza”.

«Se debería ir más allá: prohibir la venta del tabaco»

Otros anticuerpos, como por ejemplo Cetuximab, con la misma diana terapéutica aprobados por los organismos encargados de la aprobación de fármacos en clínica, la FDA (Food and Drugs Admnistration) en Estados Unidos y AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) no necesitan un estudio genético previo. “Su baja toxicidad y los beneficios que ofrecen al paciente a nivel global les permitieron su aprobación antes de que se validaran los marcadores genéticos asociados, aunque los resultados mejoran si se estratifican los pacientes en función de la presencia o ausencia de mutaciones en el gen K-RAS”.

Tras más de 25 años dedicados al estudio de la Biología Molecular del Cáncer a nivel de investigación básica y de aplicación clínica, José Luis Soto opina acerca de la prohibición de fumar en locales públicos: “Lo que se debería hacer es ir más allá: prohibir su venta, que no exista el tabaco. Si sólo tiene inconvenientes no entiendo que sigamos funcionando con esto. Todo cambio es conflictivo, pero dentro de diez años la gente se echará las manos a la cabeza de pensar que antes se podía fumar en un sitio público”.

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