Ruleta genética (spoiler de Splice)

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Splice, experimento mortal (Vincenzo Natali, 2009) Canadá, Francia

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Los científicos Elsa y Clive, Sarah Polley y Adrien Brody, trabajan en una empresa biotecnológica combinando el ADN de distintos animales para la producción de proteínas terapéuticas. En el blog de los científicos se podían observar hasta hace unos meses ciertos aspectos del trabajo que desarrollan en la compañía denominada, llamativamente, N.E.R.D (Nucleic Exchange Research & Development).

Para obtener dichas proteínas necesitan un paso previo, crear seres vivos que las sinteticen y produzcan con las mejoras que necesitan en cada caso. Para ello N.E.R.D. les equipa con toda la tecnología necesaria. Impresiona una especie de matriz artificial en la que tiene lugar la gestación y «parto» de los nuevos animales creados por los investigadores, pero el paso previo y más importante consiste en obtener el ADN que codifique las proteínas requeridas y que además pueda generar un ser vivo viable. Para ello utilizan una máquina en la que se producen los procesos de splicing y, supongo, de recombinación, que permiten que se combine el ADN de distintas especies animales para dar lugar al resultado deseado. Esta Thermomix genética, si no fuese porque en vez de frutas y campanas van pasando imágenes de los animales cuyo ADN se está mezclando podría pasar desapercibida en cualquier bar de barrio.

En realidad, todo el argumento es una excusa para producir un “bicho” llamado Dren e interpretado por Delphine Chanéac. De eso, en realidad, va la película. Gracias a la colaboración de Roberto Pascual, investigador del Instituto de Biología Molecular y Celular de la Universidad Miguel Hernández, Feedback analiza los aspectos científicos y éticos del largometraje y se plantea su viabilidad.

Los nombres de los científicos constituyen un homenaje a los actores Colin Clive y Elsa Lanchester, el doctor Frankenstein y su creación femenina en «La novia de Frankenstein» (James Whale, 1935)

Este spoiler científico no impedirá que quieras ver la película a pesar de que ni siquiera la enzima ligasa M3 que emplean para unir los fragmentos de ADN del bicho existe. En los laboratorios reales nos conformamos con la ligasa T4. Por eso no hay peligro de producir un ser tan sexy y terrorífico como Dren.

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