Luc Montagnier: un nobel frente al escepticismo
Entradas, Reportajes 3 abril, 2011El agente causal del SIDA, el HIV, fue descubierto a principios de los años ochenta gracias a la sinérgica polémica de dos grupos de investigación, el del francés Luc Montagnier y el del norteamericano Robert Gallo. Tras la disputa inicial, merced a la cual se asumía la co-autoría del hallazgo, la mayoría de la comunidad científica ha concedido los méritos al francés, acuerdo plasmado por la concesión del Nobel de Fisiología y Medicina en 2008. Dos años después, a sus 78 años, marcha a China para llevar a cabo sus nuevos proyectos de investigación. Montagnier comenzará una nueva etapa en la Universidad de Jiaotong en Shangai por todo lo alto, con una plaza de profesor y un instituto de investigación que llevará su nombre. A su edad no es fácil conseguir fondos públicos para investigación debido a las leyes francesas de jubilación.
La nueva línea de investigación que desarrollará en el país asiático se basa en la hipótesis de que distintas enfermedades neurológicas como el autismo, Parkinson, Alzheimer y esclerosis múltiple podrían estar causadas por restos de bacterias que proceden de la flora normal del intestino que al pasar al plasma sanguíneo originarían estas patologías. Según las teorías con las que actualmente trabaja Montagnier, el ADN de bacterias y virus genera ondas electromagnéticas en el agua que persisten incluso a muy altas diluciones (hasta 1018 veces, es decir, un 10 seguido de 18 ceros), las cuales se podrían utilizar para el diagnóstico y para el tratamiento de dichas enfermedades.
En general, la comunidad científica se muestra escéptica ante estas hipótesis, basadas en los trabajos del inmunólogo francés Jacques Benveniste en los cuales apelaba a la “memoria del agua” cuando realizaba elevadas diluciones de anticuerpos, lo cual es una versión “biológica” de las teorías homeopáticas. Benveniste, fallecido el 2004, lo perdió todos tras la controversia de sus trabajos, publicados en 1998. Los experimentos de Benveniste no han podido ser totalmente reproducidos en otros laboratorios, sin embargo, Montagnier sostiene que conoce casos de científicos que han emulado dichos ensayos pero que no lo exponen a la opinión pública debido al “terror intelectual por parte de la gente que no lo entiende”.
Cada vez existen más evidencias de la relación entre flora microbiana y desarrollo cerebral
Hacía tiempo que muchos investigadores sospechaban la existencia de este fenómeno, pero últimamente se están obteniendo evidencias de que la microbiota intestinal influye en el desarrollo del cerebro. Experimentos recientes han comprobado que los ratones que han crecido experimentalmente en condiciones de esterilidad, y por tanto, sin flora bacteriana, tienen un desarrollo cerebral distinto a aquellos que han permanecido en condiciones normales. Sin embargo, según la opinión del microbiólogo Manuel Sánchez Angulo, profesor en la Universidad Miguel Hernández y creador del blog Curiosidades de la Microbiología, “lo que propone Montagnier es otra cosa, un mecanismo que podría explicar la interrelación entre microbiota intestinal y desarrollo y patologías cerebrales: los restos celulares bacterianos emitirían ondas electromagnéticas que afectan al cerebro, entonces cualquier onda electromagnética en el ambiente estaría afectando a este órgano, y este hecho tampoco está demostrado”. Además, según las teorías del virólogo francés, estas ondas electromagnéticas sólo las genera el ADN bacteriano y viral, no el de células eucariotas (como lo son las células humanas). “Hasta el momento ningún químico ha visto que existan diferencias entre el ADN eucariota y bacteriano (procariota) que justifiquen estas propiedades particulares”, afirma Sánchez.
La presencia de estas características exclusivas en el ADN microbiano y viral, y la asunción de teorías próximas a la homeopatía constituyen el núcleo central de las nuevas ideas de Montagnier, y al mismo tiempo la razón principal por la que son rechazadas por la comunidad científica. Hasta el momento tampoco nadie ha reproducido los resultados de Montagnier, si bien es cierto que estos ensayos son todavía muy recientes. “Él dice que tiene pruebas, que yo espero que se reproduzca. Si esto ocurriese sería una revolución científica brutal”, opina al respecto Sánchez.
Un ensayo clínico en Francia con niños autistas intentará comprobar las teorías de Montagnier en caso de ser aprobado
A pesar de su emigración científica a China, el premio Nobel tiene asuntos que atender en Francia, puesto que está pendiente de aprobación por parte de los comités éticos la realización de ensayos clínicos tratando con antibióticos a niños con autismo. Dicho ensayo clínico, que cuenta con el visto bueno del movimiento DAN! (¡Derrotar el Autismo Ahora!, en inglés, Defeat Autism Now!) y el Instituto para la Investigación del Autismo (ARI, del inglés, Autism Research Institute) ha despertado las suspicacias de distintas asociaciones relacionadas con el autismo. Uno de lo hechos más criticados es que los padres de los niños tendrían que colaborar económicamente en el ensayo clínico, aportando unas 1800 libras además de pagar los antibióticos, que les costaría entre 30 y 60 libras a la semana.
El hecho de que el autismo sea un síndrome multifactorial ha propiciado la polémica acerca de los agentes causales del síndrome y su tratamiento. El año pasado, tras un proceso que duró más de dos años, se le quitó la licencia al médico inglés Andrew Wakefield tras publicar un artículo en 1998 en el que se establecía una relación causal entre la vacuna del sarampión y el autismo por intereses económicos.
No es la primera vez que Montagnier se interna en tormentosos debates. A pesar de haber sido el descubridor del virus del SIDA, a partir de los años 90 mantiene la postura de que el virus del SIDA no es el único agente causal de la enfermedad y que una buena dieta y la administración de antioxidantes podrían colaborar en la erradicación del SIDA. Estas declaraciones le han llevado a ser citado por los negacionistas del SIDA, contra los que arremete en un artículo publicado en la revista Virology en 2010.
Manuel Sánchez asevera al respecto que “hay que tener en cuenta que el HIV causa una inmunodeficiencia, y existen más cosas que pueden causar esta enfermedad que no son el virus del SIDA. Lo que sí sabemos es que el HIV que Montagnier descubrió sí causa el SIDA, y existen muchas pruebas que apoyan esta hecho». Dichas evidencias las tiene la comunidad científica ahora, puesto que a principios de los años 80 también le costó a la comunidad científica aceptar el HIV como agente causal del SIDA. «Es lo bueno que tiene la ciencia, que siempre se puede llegar a que un experimento te dé o te quite la razón”.
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