Cáncer de cabeza y cuello: lucha contra el silencio
Entradas, Reportajes 15 junio, 2011Se asocia con tabaquismo y alcoholismo, impide la capacidad de hablar de más del ochenta por ciento de los pacientes y en los últimos años se ha diagnosticado a personajes tan conocidos como Michael Douglas y Mayra Gómez Kemp. El cáncer de cabeza y cuello se sitúa entre el sexto y octavo tipo de cáncer más frecuente y constituye la cuarta causa de muerte por cáncer en el varón, aunque en el caso de la mujer va en aumento debido, fundamentalmente, al hábito del tabaco. Nuevas estrategias basadas en la Biología Molecular, como las que propone el oncólogo Javier Pérez, permitirán, en unos años, mejorar el pronóstico de un tumor que, debido a su poca visibilidad social, está poco estudiado. Por ello en los últimos tres lustros apenas se ha incrementado la supervivencia a los cinco años del diagnóstico.
Tumores más frecuentes como el cáncer de mama o de colon, o más agresivos y “dramáticos”, como el cáncer de pulmón y de páncreas, relegan al cáncer de cabeza y cuello (fundamentalmente laringe, faringe, cavidad oral y lengua) a un puesto secundario en los grandes estudios de investigación básica, clínica y traslacional (es decir, del laboratorio a la cama o, en inglés, from the bench to the bedside). Sin embargo, conforme avanza el conocimiento y aumentan los recursos para vencer el cáncer, los profesionales comienzan a mostrar más iniciativas para atacar cualquier tipo de tumor. Pérez es oncólogo del Hospital Universitario de Elche e investigador principal de un proyecto cuyo objetivo es la identificación de microRNAs (miRNAs) con valor pronóstico y predictivo en cuanto a la respuesta al tratamiento. “Se trata del screening de un amplio número de miRNAs en una serie de diez tumores de laringe perteneciente al Biobanco del Hospital Universitario de Elche, con sus respectivos tejidos no tumorales del mismo paciente, que servirán como controles con los que comparar la expresión de los miRNAs. Las muestras biológicas a analizar se extraen de piezas tumorales que se procesan y analizan mediante técnicas de Anatomía Patológica de forma rutinaria en el hospital”. Este material se encuentra almacenado en el Biobanco del Hospital para ser utilizado en diversos proyectos de investigación, como el que lidera Pérez. Las determinaciones de las 754 moléculas distintas miRNAs en cada muestra se realizarán mediante la técnica de PCR cuantitativa en tiempo real, que permite la detección y cuantificación de ácidos nucleicos.
Este trabajo, cuya duración programada es de un año, servirá como análisis preliminar para estudios de mayor envergadura en el futuro, ya que, según comenta Pérez: “Lo bueno y lo malo es que, como no hay prácticamente nada descrito al respecto, todo lo que descubramos va a ser útil. Este “proyecto piloto” nos servirá de base para otros estudios que permitirán la implementación de estos marcadores en la práctica clínica”. Una de las ventajas de la aplicación de los miRNAs consiste en su estabilidad con respecto a otras moléculas de RNA, de manera que es posible su detección con gran reproducibilidad en suero sanguíneo de pacientes. De este modo, se podría obtener una gran cantidad de información útil únicamente con una extracción sanguínea sin recurrir a la realización de biopsias.
Sin embargo, la actividad de Pérez con respecto a este tipo de tumor va más allá de la práctica clínica y la investigación. Recientemente ha sido seleccionado en calidad de oncólogo regional por el Grupo Español de Tratamiento de Tumores de Cabeza y Cuello (TTCC) para formar parte de un programa de sensibilización, formación y prevención. Esta iniciativa, que se encuentra todavía en fase de gestación, consistirá en charlas formativas y otra serie de actuaciones que este mes se concretarán en una reunión nacional de los oncólogos seleccionados por el TTCC. El alcohol y la infección por el virus del papiloma humano en el caso del cáncer orofaríngeo son los agentes etiológicos del cáncer de cabeza y cuello identificados por los facultativos, aunque es el tabaco el más preocupante. La prohibición de fumar en espacios públicos podría tener efectos positivos en la incidencia de este tipo de tumor, aunque este no sea uno de los potenciales beneficios de la ley que percibe la sociedad. “La población no es consciente del riesgo de padecer cáncer de cabeza y cuello asociado al tabaquismo y al alcoholismo, a pesar de que esta es una enfermedad muy invalidante”, señala Pérez. A pesar de que se detecta en estadios iniciales debido a que la localización da síntomas pronto, es un tumor que deja secuelas en el paciente, bien porque el tumor requiere una laringuectomía y se pierden las cuerdas vocales en el proceso quirúrgico, o bien por la propia progresión del tumor a nivel local, que impida la fonación, la deglución o incluso la permeabilidad de la vía aérea, es decir, que dificulte el paso del aire.
Además de estas secuelas, uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los profesionales sanitarios es la aparición de recidivas (recaídas) debido a que no son capaces de detectar ni de eliminar enfermedad microscópica, la cual sigue dando problemas a pesar del tratamiento. Cuando es detectado en estadios iniciales (I y II), la estrategia consiste en la resección quirúrgica del tumor asociada a radioterapia, mientras que en estadios más avanzados (III y IV) se utiliza la quimioterapia combinada con la cirugía y la radioterapia en función del tipo de tumor.
Debido a la persistencia del cáncer de cabeza y cuello, el desarrollo de terapias eficaces es fundamental para la supervivencia del paciente. Según Pérez, la aparición del cetuximab, anticuerpo monoclonal que inhibe una de las vías de señalización celular (vía del EGFR) que provoca la división celular incontrolada, ha marcado un antes y un después en el tratamiento del cáncer de cabeza y cuello, puesto que tiene una toxicidad muy baja (únicamente cutánea) en comparación con los fármacos que se utilizan de forma tradicional, y permite un mayor control del crecimiento de este tumor. De este modo, aunque en la actualidad se utiliza en combinación con otros compuestos, dentro de unos años será el estándar para prevenir recidivas en pacientes operados, es decir, para tratamiento adyuvante.
Sin embargo, para que los tratamientos sean realmente efectivos y disminuya la toxicidad que empobrece la calidad de vida del paciente, es fundamental contar con marcadores moleculares que puedan predecir la respuesta de los pacientes a las distintas estrategias terapéuticas. Profesionales sanitarios e investigadores tienen muy presente este reto y por ello surgen, desde los hospitales, iniciativas como la del proyecto que emprende Javier Pérez alentado por Álvaro Rodríguez Lescure, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario de Elche. Caracterización molecular y concienciación. Con estas dos estrategias Javier Pérez y los miles de profesionales dedicados a este ámbito inician la lucha contra un silencio responsable de que el cáncer de cabeza y cuello deje sin voz a miles de personas en España cada año.
Leave a comment